¡Buenas y malas noticias, se aproxima un conflicto únicamente político, esperemos!
Tras mi apellido se esconden ciertas raíces de Catalunya, pero es inevitable que no pueda alegrarme, pero a la vez preocuparme.
Hoy, 27 de Septiembre de 2014, el presidente de la Generalitat y del Parlament, Artur Mas, ha iniciado los pasos hacia el referéndum 9-N donde los catalanes votaran SI o NO a la independència de Catalunya.
Con motivo de esta noticia y debate con algún que otro amigo, he decidido abrir hoy esta nueva entrada donde exponer la Historia del Catalanismo.
"Los orígenes del catalanismo hay que buscarlos ya en el siglo XVIII, inmediatamente después de la derrota de 1714. La conciencia nacional de los catalanes se mantuvo viva a lo largo de todo aquel siglo, a pesar de la política castellanizadora de la monarquía borbónica.
No se trataba de un movimiento político, ni siquiera vertebrado alrededor de alguna organización o entidad. Fue más bien un movimiento de resistencia a la centralización y homogeneización impuesta desde el Estado. Una resistencia que estaba presente en todos los estamentos de la sociedad catalana. Desde la resistencia popular a renunciar a su lengua frente a la creciente presión del castellano (...)."
"Durante este periodo se puede hablar de un catalanismo de tinte cultural, de una conciencia de catalanidad, de un cierto patriotismo lingüístico, de un orgullo del pasado nacional. No se trataba en absoluto de un catalanismo político. Una serie de sentimientos que se fueron acentuando a medida que en Cataluña se desarrollaba la renovación económica que desembocó en la revolución industrial (...). Este poso se mantuvo a lo largo de todo el siglo XVIII, considerado el siglo de la decadencia catalana, y estalló en determinados momentos. Los más claros fueron las dos invasiones del territorio catalán, la primera durante la ‘Guerra Gran’ (1793-1795) y la segunda durante la ‘Guerra del Francès’ [Guerra de la Independencia] (1808-1814).
En ambos casos, los catalanes tomaron las riendas de la defensa del país, ante la incapacidad, cuando no pasividad, de los representantes del Estado ESPAÑOL. En los dos casos se crearon juntas y organismos autónomos que gestionaron la lucha contra el invasor, desestimando las instituciones del gobierno.
Muchos de los movimientos insurreccionales que se vivieron en el país a lo largo del siglo XIX se recogieron en sus programas políticos, en aspectos relacionados con la recuperación del autogobierno. Éste fue el caso, por ejemplo, del alzamiento realista de 1822, que tenía la recuperación de los fueros entre sus objetivos políticos."
"Con el final del Antiguo Régimen y el inicio del proceso de construcción de un estado liberal, a partir de 1833, todo este poso se fue vertebrando en torno a diversas corrientes de expresión catalanista. Los más importantes, por su impulso popular y por su duración en el tiempo, fueron el carlismo y el republicanismo federal (...). A pesar de todo, no fue hasta la Tercera Guerra (1872-1876) cuando el papel de los fueros tuvo una mayor relevancia dentro de su programa político. De hecho, en 1874, el general Savalls proclamó en Olot la restitución de los fueros catalanes en nombre del aspirante al trono, Carlos VII.
A pesar de su derrota en 1876, el movimiento carlista continuó presente en la vida política catalana entre las minorías de la oposición al sistema de turnos de la Restauración. (...) Incluso, en 1899, el Partido Carlista aprobó un Proyecto de Estatuto de Autonomía de Cataluña.
Una amplia base social convirtió al republicanismo federal en la fuerza política más importante de Cataluña hasta la Restauración. Su programa ofrecía una doble solución para la llamada cuestión catalana: un sistema democrático para un estado de estructura federal, donde cada territorio disponía de un gobierno autónomo.
La fuerza de este movimiento, comandado por hombres como Abdó Terrades, Narcís Monturiol, Josep Anselm Clavé, Sunyer i Capdevila, Narcís Roca i Farreras o Joan Tutau, se puso de manifiesto en los diferentes intentos insurreccionales que se vivieron en el país durante las décadas de 1830 y 1840."
"La revolución de 1868 ofreció a los federales la oportunidad de aplicar sus tesis políticas durante un breve periodo de tiempo. La crítica situación del momento, y su minoría ante las fuerzas monárquicas arraigadas en el resto del Estado, frustró la experiencia republicana y provocó una grave crisis en el movimiento federal (...). Sin embargo, el federalismo, igual que el carlismo, mantuvo su presencia en la vida política catalana, defendiendo su visión del catalanismo. De hecho, en 1883 el ‘Congrés de Catalunya Federalista’ aprobó un proyecto de Constitución del Estado Catalán, redactado por Vallès i Ribot (...). La voluntad de contar con un movimiento unitario se volvió a plantear en 1891, esta vez de la mano de la ‘Lliga de Catalunya’. El resultado fue la ‘Unió Catalanista’, una plataforma unitaria donde había partidos, entidades, periódicos y personalidades diversas.
El año siguiente, en una reunión celebrada en Manresa, los miembros de la ‘Unió Catalanista’ redactaron las Bases de Manresa (1892). Un documento que concretaba el programa político del catalanismo conservador y que, durante bastante tiempo, fue considerando el punto de partida del catalanismo político."
"El catalanismo político ha dado lugar a diversas variantes en función de la concepción sobre cuál debe ser la relación de Cataluña con el resto de España. Las principales propuestas históricas del catalanismo han sido el regionalismo, el autonomismo y el federalismo, fórmulas que otorgan diferentes niveles de autogobierno a Cataluña dentro del estado español, y que permiten tanto preservar los rasgos propios de la cultura catalana como participar en el proyecto común de construcción del estado español. En la primera década del siglo XX, sin embargo, el catalanismo político dio lugar a una variante, el nacionalismo catalán, que parte de la idea de que Cataluña es una nación, y que guió sus planteamientos políticos a partir de los parámetros del nacionalismo. Posteriormente, en los años 1930, el nacionalismo catalán dio lugar a una nueva variante, el independentismo catalán, que promovía la independencia de Cataluña respecto de España.
Históricamente, y hasta la consolidación del nacionalismo catalán como movimiento político, el catalanismo defendió los valores culturales de Cataluña y su autonomía respecto a España en el terreno político, pero sin definir a Cataluña como "nación", y sin guiarse por los parámetros del nacionalismo. El catalanismo era regionalista, federalista o autonomista, y aspiraba a preservar la autonomía de Cataluña y el restablecimiento de sus instituciones y, a la vez, contribuir a construir un nuevo modelo de estado español descentralizado."
Faltan obviamente algunos datos, es simplemente una forma de mostraros que el independentismo catalán fue originado mediante injusticias en la sociedad del S.XIX. Estoy a favor de que Cataluña se haga independiente, pero también estoy en contra. Los motivos son territoriales, económicos, políticos y, obviamente, lingüísticos. Esperemos que el conflicto que Artur Mas ha comenzado legalmente, no acabe mediante las armas.